La agencia M&C Saatchi colocó un panel digital en el centro de Londres. La pieza se alimenta de un algoritmo genético que pone a prueba distintas exhibiciones, analizando como las personas reaccionan a distintos aspectos del anuncio, como texto, layout, tipografías e imágenes.
El proyecto, lanzado con mil imágenes diferentes y otros elementos creativos variables, presentaba, en un principio, combinaciones aleatorias para quienes pasaban por allí. Los componentes creativos que llamaban menos la atención eran automáticamente retirados, mientras que aquellos que provocaran algo en las personas eran puestos en otras exhibiciones.
La respuesta de la audiencia está medida por una cámara incorporada en el local. La “fuerza” de los componentes creativos está determinada por el accionar de quienes pasan por ahí. El sistema detecta si ellos están felices, tristes o neutrales.