Tampoco la presencia en Copenhague del presidente de EE.UU., Barack Obama, parecía haber dado el impulso necesario para romper el punto muerto de las conversaciones, puesto que no hizo ninguna nueva oferta para relanzarlas, salvo un comentario sobre la necesidad de "actuar en lugar de hablar".
Por su parte, el Consejo Europeo se había reunido para coordinar la postura de los Veintisiete debido a la falta de avances en las negociaciones, tras haber elaborado un texto común como base de trabajo, cuyo contenido no transcendió.
Obama decepciona. El ministro brasileño de Medio Ambiente, Carlos Minc, calificó hoy de "decepcionante" el discurso pronunciado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el último día de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático que se realiza en Copenhague.
"Nos frustró mucho el discurso del presidente Obama, parecería que él no tenía nada que ver con eso [las emisiones causantes del cambio climático]. Lo que él dijo no está a la altura de la expectativa de la población del planeta", expresó Minc, en entrevista concedida desde la capital danesa al canal televisivo brasileño GloboNews.
El ministro brasileño criticó la decisión estadounidense de presentarse a la conferencia sin disponerse a negociar recortes más expresivos en sus emisiones, bajo el argumento de que necesitan la aprobación del Senado: "Es como si Estados Unidos fuese el único país que tiene un Congreso. Todos los países tienen un Congreso".
Por otra parte, Minc reveló que, en una charla telefónica con el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, Obama le propuso crear un mecanismo supranacional de verificación del cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones, y dijo que ese organismo operaría "como el Fondo Monetario Internacional (FMI)".
Según el ministro, ese fue un ejemplo "desafortunado", y generó una inmediata reacción de Lula, quien dijo a su par norteamericano que "el FMI es todo lo que nosotros no queremos nunca más".
En su discurso ante la cumbre, Lula da Silva se declaró "decepcionado" por la reunión previa de unos 30 líderes políticos, celebrada la noche del jueves antes de que empezase hoy la ronda final de negociaciones en Copenhague, y advirtió que Brasil no subscribirá un acuerdo sin contenido: "No firmaremos un documento sólo por firmar un documento".
No obstante, Lula dijo creer aún en un "milagro", aunque sostuvo que para que ocurra debe haber acuerdo sobre los borradores de trabajo y la declaración política. "Sigo creyendo que encontraremos una solución".
Un esfuerzo a largo plazo, por Raúl A. Estrada Oyuela, presidente de la Academia de Cs. del Ambiente:
"La negociación para responder al cambio climático continuará el año próximo sin que en la conferencia realizada en Copenhague haya alcanzado las altas aspiraciones enunciadas los dos últimos años. La reunión que concluyó en la tarde de ayer tomó nota, pero no aprobó, un "Acuerdo de Copenhague", celebrado entre los jefes de Estado de EE. UU., Brasil, China India y Sudáfrica, quienes ahora buscan otras adhesiones. La negociación de ese acuerdo involucró personalmente a Lula da Silva y Barak Obama, pero el texto acordado generó renuencias. El Departamento de Estado procurará limar esas asperezas para que antes del 31 de enero de 2010, se incorporen promesas de mitigación de países desarrollados y en desarrollo en las dos listas anexas al acuerdo que hoy están vacías.
El entendimiento no es vinculante, ni podría serlo por el método que se siguió para adoptarlo, pero propone que los países se incorporen para reducir sus emisiones de manera que la temperatura media del planeta no aumente más de 2º C. No tiene el compromiso de llegar a un acuerdo el año próximo como lo hacían los borradores, pero recoge el anuncio de Hillary Clinton sobre ayuda financiera a los países en desarrollo por US$30 mil millones entre 2010 y 2012, y 100 mil millones hasta 2020. La condición para ese financiamiento es que las medidas de mitigación en los países en desarrollo fueran informadas y verificadas. Esta condición generó el rechazo de China. La paradoja reside en que China probablemente no recibirá ayuda financiera, pero su negativa a la revisión inhibiría una iniciativa orientada a beneficiar países de menores recursos. Por otra parte, China tiene sobre sus finanzas los habituales controles del FMI, probablemente más intrusivos que la verificación de emisiones.
El proceso no concluyó y, en realidad, el esfuerzo para responder al cambio climático es un ejercicio continuo que llevará décadas, así fue que en Copenhague se decidió que continúen trabajando los dos grupos de negociación que debían haber terminado su trabajo este año. Uno de esos grupos debe definir el compromiso de limitación y reducción de emisiones, para el Protocolo de Kyoto después de 2012. No es sencillo porque varios países desarrollados se niegan a un segundo período de compromiso y prefieren un instrumento nuevo para sustituirlo. El segundo grupo debe determinar los acuerdos para mejorar el cumplimiento de la Convención. Esto significa crear un espacio para sumar a los EE.UU. y a los mega países en desarrollo, cuyas emisiones superan a las de los industrializados.
Esta negociación no se produjo en el momento oportuno. Obama no tiene aun la autorización del Congreso para modificar la política de Bush en materia climática. Sin esa definición, otros países industrializados, y también los principales países en desarrollo, son renuentes a aceptar restricciones que pueden afectar su competitividad. Además el manejo de un escenario tan complejo careció del liderazgo. La Secretaría de la Convención dramatizó la COP 15 como si con ella concluyeran todos los plazos. Dinamarca, que por tener la presidencia debía conducir el proceso, exacerbó la confrontación al pretender imponer la posición de la UE con un alto compromiso de reducción de emisiones. La insatisfacción de las delegaciones con la conducción se evidencia en una cláusula sin precedentes: solicitan al gobierno de México, sede la próxima cumbre, que las negociaciones se realicen de forma transparente y con todas las partes".
Fuentes: Clarín y Agencias AFP, EFE y Reuters