-¿Cómo ve a Colombia a nivel económico, social, político y sanitario?
-Pienso que Colombia vive, al igual que el resto del planeta, en una incertidumbre diaria. En lo social, toca darle tiempo al tiempo para ver cómo la pandemia ha afectado realmente la psique del colombiano, cómo ha afectado a los niños con la falta de colegio y de los amigos, en cómo el confinamiento ha consolidado, o por el contario, ha terminado consumiendo relaciones de familias, de parejas, de amigos y de vecinos. Hay que estar atentos cuando la sociedad colombiana sea capaz de, ojalá y pronto, volver a la rutina, volver a la calle sin menospreciar o temer al desconocido. Es complicado por donde se vea. En lo político, siempre he pensado que los gobiernos de países latinoamericanos, tienen la fortuna de ver lo que sucede con la pandemia en Europa antes de que los efectos repliquen en nuestros países. Pensaría que hay que ser o muy tonto o muy incapaz para no ver lo que se viene, aunque ya conocemos de sobra la falta de criterio de muchos de los gobernantes de nuestro continente. En lo sanitario, la clave está en la ciudadanía, en cómo la gente se organiza y avanza. La información oficial siempre es sospechosa de origen, así que apuesto por el sentido común de la mayoría de los colombianos para hacer lo que hay que hacer y mantener a raya a la pandemia. Pensaría que en lo económico todo pasa por repensar este sistema perverso, que hace tiempo se olvidó de lo esencial. Ya la cosa no va de hacer dinero a montones sin importar a quienes nos llevamos por el medio, o prenderle fuego al planeta con tal de mantener feliz al financista de tal o cual grupo político. Está por verse si hemos aprendido, e insisto en la idea de que mucho de lo positivo que pueda venir después de la pandemia pasa por la organización de la ciudadanía, de todos, sin excepciones.
-¿Qué pasó con la industria publicitaria?
-Pensaría que, al igual que otras industrias, en la publicitaria no se sabe con certeza hacia dónde nos conducirá esta deriva. Estamos a merced de ella. Hay un montón de variantes y no solo negativas, causadas por el Covid, de las que hay que aprender a marcha forzada, muchas veces improvisando y otras, como en nuestro caso, teniendo marcas del sector de la alimentación y la salud, lo que nos ha llevado a plantearles de forma cruda, sin mucho tiempo que perder y sin artificios, nuevas y eficaces fórmulas para abastecer de alimentos y bienestar a la mayor cantidad de gente posible, esa gente que se encuentra limitada de movimiento y recursos. La violencia de la pandemia y lo cambiante en que se ha convertido el día a día de todos nos obliga a repensar la forma en la que ponemos en marcha las estrategias de comunicación de marcas.
-¿Cómo encontró a Mundano Estudio la pandemia?
-Somos un estudio pequeño, con sedes en Bogotá y Brighton (Reino Unido). Nos consideramos un estudio abierto, porque trabajamos principalmente con una red de colaboradores que se encuentran en distintos países. Digamos que esta característica de Mundano Estudio ha hecho que nuestra rutina habitual de trabajo no se resintiera, dado que estamos acostumbrados al trabajo remoto. De hecho, antes de la pandemia, ya nuestra gente de la oficina de Bogotá gozaba cada uno de un día de trabajo a la semana desde casa. Más allá de esto es cierto que, en nuestro caso, el trabajo se ha incrementado tremendamente por lo que comentaba anteriormente. Tenemos marcas muy importantes en el sector de retail, concretamente, nuestros amigos de Tostao Café & Pan y de Mercadería Justo&Bueno, a la par de otras marcas, que necesitan estar al día, dando respuestas efectivas de comunicación, logística, implementación y distribución. Allí estamos siempre para ayudarles en todo lo que podemos.
-¿Qué cosas cambiaron en el proceso creativo y productivo de las ideas? ¿Qué es lo más difícil?
-Dada la conformación y la estructura de trabajo de Mundano Estudio, quizás no ha sido tan problemático abordar el trabajo creativo. Nuestro día a día se basa en la colaboración con profesionales que están repartidos por el mundo. Lo más terrible fue que, no hace mucho tiempo, armamos un espacio físico muy bonito, muy céntrico y súper bien equipado para nuestro equipo base en Bogotá que, al poco tiempo, tuvimos que cerrar por razones obvias. Pero lo más difícil, desde mi punto de vista como director creativo, es mantener "la tensión" del equipo base día a día, no solo por la distancia sino por la pandemia y sus consecuencias. Hemos tenido que apretar duro, sobre todo, al inicio del encierro. Tuvimos largas reuniones de equipo donde la gran conclusión fue: “estamos juntos en esto y para seguir adelante todos juntos debemos apretar”. Hoy puedo decir que no solo seguimos juntos, sino que estamos creciendo. Tristemente, hay muchos amigos y colegas que han perdido su trabajo, que no han tenido nuestra fortuna. Es muy triste todo esto.
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