En 2025, su trabajo en la campaña “Red Awning” (también referida como “Shades of Red”) de Coca-Cola le valió un León de Oro en Cannes Lions, junto con otros reconocimientos como dos oros, una plata y un bronce en los London International Awards. Este hito no solo consolidó su prestigio, sino que impulsó su proyección en spots recientes como el anuncio navideño de Verizon con Kevin Hart y el vídeo oficial de Iberia.
En esta entrevista exclusiva, García detalla su rol camaleónico en proyectos emblemáticos: el sound design “callejero” y nostálgico de “Shades of Red”; el dramatismo elevado en Verizon; la síntesis de referencias en Corona y Dunkin’; y sus exploraciones texturales y experimentales en ficción con directores como Manuel Sanabria y Joaquín Llamas. Además, reflexiona sobre su producción artística con talentos como Biela (“Si dejamos de hablar”), Rococó (“Tan lejos / Tan cerca”), y la banda Jazmín, equilibrando ego artesanal con servicio al proyecto global.
- LatinSpots (LS): Venís de una formación musical sólida y muy académica (Musicología, composición, jazz, producción), pero hoy trabajás en publicidad, cine y series globales. Si tuvieras que definirte hoy en una sola frase, más allá de los títulos tradicionales, ¿cómo describirías lo que hacés y el valor que aportás a cada proyecto? ¿Cómo definís tu rol actual y en qué punto sentís que está hoy tu carrera?
- Pablo García (PG): Siento que tengo algunas facetas un poco olvidadas. Sobre todo, tocar, es algo que hace tiempo que no hago de manera regular. Pero bueno, siempre me gustó más componer que interpretar.
Creo que mi carrera está en el mejor momento hasta ahora, lo cual no quiero dar por hecho porque siento que a partir de cierto momento es normal estancarse. Por suerte no me ha pasado y sigo trabajando en proyectos exitosos como el último anuncio de Verizon con Kevin Hart para su campaña navideña, el último anuncio y vídeo oficial para la aerolínea Iberia y lógicamente muchos que aún no se pueden anunciar.
Versátil. Creo que cuando trabajas en medios y, sobre todo en publicidad, es fundamental ser camaleónico. Normalmente cada proyecto es diferente y pide algo distinto, pero intento aportar frescura y originalidad siempre que puedo. Por ejemplo, no tiene nada que ver la música electrónica de la que partimos en muchos tracks de Hotel Bitcoin a los sonidos folk oscuros, abstractos y abrasivos de La Coleccionista, sin embargo existió un trabajo importante de intentar “cohesionar” todo dentro de cada proyecto y creo que simplemente este proceso acaba por aportarle algo especial.
- LS: Trabajaste en más de 20 proyectos audiovisuales y en campañas para marcas como Coca-Cola, Corona, Verizon o Dunkin’. ¿Qué buscás aportar creativamente cuando entrás a un proyecto publicitario o audiovisual? ¿Cuál dirías que es tu principal diferencial creativo y profesional dentro del cruce entre música, publicidad y contenido audiovisual? ¿Qué buscás que se reconozca como “tu sello”?
- PG: En cada proyecto mi diferencial fue algo distinto. Con el anuncio de Coca-Cola creo que el hecho de que pudiera tocar la pieza en una guitarra de nylon sin ser yo muy académico tocando dicho instrumento le dio un toque algo más “callejero” que quizá un intérprete mejor o más “fino” no habría dado. En el anuncio con Verizon siento que conseguí elevar el dramatismo de la pieza incluso por encima de lo que los creativos en un principio consideraban. Luego en Corona o Dunkin creo que supe absorber y sintetizar bien las referencias que nos propusieron.
Es complicado puesto que en el gremio en el que trabajo muchas veces somos más “artesanos” que “artistas”, y normalmente toca dejar el ego un poco de lado y priorizar la visión del cliente, tanto en publi como en el tipo de cine o televisión en el que he trabajado. Ahora, yo personalmente soy muy admirador de compositores “modernos” como Daniel Lopatin, Nala Sinephro o Daniel Rossen, que saben aunar sonidos orgánicos con electrónica de una forma muy natural, y este es el sello que, siempre que puedo, me gusta dejar.
- LS: “Shades of Red” para Coca-Cola es uno de tus trabajos más visibles en publicidad. ¿Cómo fue el proceso creativo, qué rol cumpliste (música original, sound design y mix) y qué buscaba transmitir la pieza desde lo sonoro? ¿Podés contarnos brevemente de qué trata el proyecto, cuál fue la agencia/productora involucrada y qué rol cumpliste dentro del proceso creativo? Ese trabajo tuvo además un fuerte reconocimiento internacional, incluyendo un Gold Cannes Lion en 2025. ¿Qué reconocimientos obtuvo y qué impacto tuvo ese proyecto en tu carrera?
- PG: El sound design y mix de este proyecto fue una cosa más “straightforward”, porque mantuvimos mucho de lo que se capturó en rodaje para no perder la esencia “callejera” del proyecto, así que fue un proceso más técnico que otra cosa. Con la música en cambio sí que viajamos por muchas versiones e ideas, partiendo desde algunas más livianas, lentas, emocionales… Al final nos acabamos quedando con una pieza alegre pero que creo que supo mantener la nostalgia que queríamos transmitir. Originalmente estaba grabada con una guitarra acústica, no de nylon, y creo que este cambio terminó de darle la personalidad que queríamos que tuviera.
Fue un proyecto en el que trabajé estrechamente con David Madrid y el equipazo de Pickle Music, y más allá del reconocimiento es uno de mis proyectos favoritos en los que he participado. Primero porque desde el principio hubo una sensación de querer hacer algo bonito, artístico pero respetuoso con la tradición que muchas veces en proyectos parecidos se considera algo secundario. Además, el papel de la música desde el principio sabíamos que iba a ser fundamental. Hubo un back and forth intenso pero muy fluido y productivo hasta que dimos exactamente con la tecla, y la verdad es que no pude quedar más contento con el resultado.
Si no me equivoco recibimos por ello 2 oros, una plata y un bronce en los London International Awards y otro oro y 3 bronces en los Cannes Lions.
El premio me hizo una ilusión tremenda, y sin duda te da prestigio como compositor, pero realmente mi vida y mi trabajo siguen igual (un poco más contento quizá).
- LS: En ficción, participaste en proyectos como La Coleccionista, Hotel Bitcoin y Los Artistas: Primeros Trazos, varios de ellos premiados o nominados. ¿Qué te interesa explorar desde la música cuando trabajás en cine y series? En tu trabajo, ¿qué rol ocupa la música como herramienta narrativa? ¿Cómo dialoga con la imagen y el concepto creativo en los proyectos que elegís?
- PG: En estos proyectos que mencionas he trabajado principalmente con los mismos directores, Manuel Sanabria y Joaquín Llamas (este último no forma parte de Hotel Bitcoin) y la suerte es que se nota que ambos escuchan mucha música y disfrutan esta parte del proceso. Con Manu concretamente antes de abordar cada proyecto hacemos varias llamadas donde simplemente hablamos sobre música, nos ponemos deberes mutuamente (películas que ver, discos/OSTs que escuchar) y a partir de ahí vamos viendo. Normalmente yo intento explorar caminos más “texturales”, abstractos o incluso experimentales y Manu me pone un poco los pies en la tierra y lo equilibra más hacia lo emocional/dramático. Al final creo que siempre encontramos un punto medio muy apropiado, pero aún son 3 proyectos con estilos musicales completamente diferentes.
Una vez más, depende mucho del proyecto. Personalmente intento ser muy intencional con la narrativa musical, porque siento que la narrativa visual normalmente lo es. Sin embargo, en ciertos proyectos se prioriza utilizar la música más como un “mood” que eleve la sensación general que transmite el proyecto. Siento por ejemplo que en el cine relativamente “independiente” cada vez se busca más eso; música que eleve el tono y la estética de la película por encima de una banda sonora que apoye cada momento de forma obvia. Por ejemplo, hace poco se usó una pieza mía en una publicación de Highxtar (revista de moda) con Priscilla Delgado en la que el director insistió en que no necesitaba sincronizar la música con la imagen, simplemente quería contribuir a la atmósfera del vídeo.
- LS: Tu trabajo se mueve entre distintos géneros: terror, comedia, experimental, branded content y música popular. ¿Cómo adaptás tu lenguaje musical a contextos tan distintos sin perder identidad? Además de compositor, sos productor musical y has trabajado con más de 40 artistas, acumulando millones de streams. ¿Cómo dialogan hoy tu faceta artística y tu trabajo aplicado a marcas y contenidos? ¿Qué te aportó la experiencia en otras áreas y cómo influyen en tu forma de encarar proyectos de publicidad hoy?
- PG: Creo que es complicado no perder algo de tu identidad musical, porque el producto final siempre es mucho más grande que la música que yo pueda aportar, y por tanto me gusta estar al servicio de todo lo demás. Dicho esto, suelo intentar usar una serie de instrumentos, tanto reales como de software, que me funcionan para casi todo y creo que al final inevitablemente ya son parte de mi sello. Concretamente hay dos fabricantes (Elementary Sounds y Slate + Ash) cuyos instrumentos para mí son fundamentales para poder darle ese toque “distinto” a cada track.
Ha cambiado mucho el tema, gracias a dios. Antes aceptaba producir/grabar prácticamente cualquier disco porque estaba empezando y lógicamente quieres que salgan cosas con tu nombre, pero poco a poco te vas dando cuenta de que artísticamente hay proyectos con los que no sientes ninguna afinidad que ya no necesitas hacer. Creo que es parte de madurar musicalmente y, sobre todo, de tener mis necesidades económicas cubiertas por el resto de trabajos que hago (cine y publicidad en mi caso). Ahora mismo, mi faceta artística la saco a través de mis propios proyectos personales y trabajando únicamente con artistas/amigos cuya música me gusta y admiro. Lógicamente también intento sacarla siempre que puedo en proyectos más grandes, pero como os decía, no siempre es posible. Algunos artistas con los que sigo disfrutando mucho son Biela, de aquí de Madrid, con quienes tuve el gusto de trabajar en “Si dejamos de hablar”, single de su último disco “Nuevas Emociones”, que les ha traído muchas alegrías (entre ellas una mini-gira por México), o Rococó porque Aníbal (cantante y compositor del proyecto) desde que sacamos los tres temas de “Tan lejos / Tan cerca” tiene una inquietud tremenda y ganas de probar cosas nuevas, como podréis escuchar cuando saque el último EP que trabajamos juntos. También me hace especial ilusión que haya visto la luz uno de mis proyectos favoritos en los que he trabajado que es el EP debut de la banda Jazmín, el cual trabajamos hace casi 3 años y sin embargo acaba de salir. Es una mezcla interesantísima de Emo/Indie-Rock/Post-Hardcore con elementos e instrumentación de jazz. Ojalá podamos hacer algo más juntos.
Pues es curioso, pero diría que, aunque suene raro, casi me ha sido más importante de cara al salto a la publicidad el background como productor que como compositor. Principalmente porque uno si se quiere ganar la vida grabando y produciendo discos en Madrid tiene que tocar palos muy diferentes y, sobre todo, aprender nociones generales relativamente avanzadas de sonido. He trabajado componiendo, grabando, produciendo, mezclando e incluso masterizando para artistas que van desde el pop rock más blandito al metal, pasando por hip hop, punk, indie y electrónica experimental. Creo que hay algo de mi trabajo con Sosad (sobre todo de las canciones más acústicas) en “Shades Of Red” o de mi trabajo con Yavy en el anuncio de Dunkin con Sabrina Carpenter. Lógicamente esto te da confianza para abordar prácticamente cualquier proyecto, lo cual en publicidad es fundamental ya que, una vez más, cada proyecto es diferente al anterior.
- LS: En un contexto donde la publicidad y el contenido evolucionan constantemente, ¿cómo ves hoy el rol del creador musical dentro de la industria?
- PG: Ahora mismo el músico tiene que saber entender el proyecto como un todo y no sólo debe desarrollar sus habilidades más puramente musicales, sino también la intuición, la comunicación y sobre todo su capacidad de adaptarse a los proyectos y también a las personas. Además, todo está en constante cambio así que uno no puede dejar de evolucionar. Más allá de todo esto, la música se ha convertido en un elemento fundamental para conectar con la audiencia, transmitir una emoción y, muchas veces incluso, llevarnos a otro momento de nuestras vidas a través de la nostalgia o el recuerdo. Creo que en general el creador musical se ha convertido en una figura más “transversal”. De todas formas, en mi caso intento que mi rol sea el de llevar el producto final a buen puerto cumpliendo con la parte que me toca.