-¿Qué fue lo que más le atrajo de la propuesta de FCB?
-Distintas cosas. Creo que cuando dejas un gran trabajo por otro gran trabajo, hay muchos factores implicados. Una de los principales, fue que empecé a ver que el mundo se hacía cada vez más pequeño. Especialmente con internet rompiendo barreras geográficas, te das cuenta de que el trabajo gusta y causa efectos en todas partes del mundo. Entonces me empecé a sentir aislada. Número uno en Chicago, pero aún más importante como estadounidense, sin conocer lo suficiente del resto del mundo y entonces, ávidamente, sentí que tomar este trabajo me iba a educar acerca de lo que yo creo que va a ser importante en el futuro, que es entender el mundo con una sensibilidad global y tener una opinión sobre eso, en contraposición con estar muy enfocado en Estados Unidos, como lo estoy. Ya en estos primeros meses, siento que he abierto los ojos y creo que me he convertido en una persona más interesante, en base a mirar lo que hago a través de un lente global, en lugar de un lente estadounidense. La segunda razón es que nunca hemos estado tan comprometidos con la conversación acerca de la mujer y los puestos de dirección creativa. Honestamente, puedo sentarme en un escenario y hablar acerca de que necesitamos más mujeres en posiciones de liderazgo, y cuando me ofrezcan uno, considerar no tomarlo. Para mí, fue importante que cuando una buena posición me fue ofrecida, como esta de CCO global, y lo sentí correcto, y el equipo lo sintió correcto, entonces no tenía por qué decir que no. Espero que el haber dicho que sí, sea una inspiración para que las mujeres se den cuenta de que estas posiciones de dirección creativa global son alcanzables.
-¿Cuáles son los principales desafíos con los que se encontró al incorporarse a FCB?
-Es interesante, porque siempre digo que los desafíos son en realidad oportunidades. De hecho, son oportunidades inmediatas, porque te obligan a tomar una decisión con rapidez. El mayor desafío con el que me encontré al llegar, fue el de asegurarme que todos tuvieran conocimiento de la historia global de la marca, que todos pudieras abrazarla, hablar de ella y entenderla. También tener una escala de referencia, a partir de la cual pudiéramos juzgarnos a nosotros mismos diariamente, sobre cada decisión que tenemos que tomar. Estamos trabajando en eso y estoy tratando de hacerlo lo suficientemente simple como para que sea fácil de usar y dé lugar a las agencias locales a tener sus propios puntos de vista en la cultura. Creo que ese mix de una estrella que marque el norte a nivel global, combinado con los sabores locales de cómo acercarse a ese norte, será lo que nos haga un partner muy interesante para los clientes adecuados. Es un gran desafío, pero lo cumpliremos muy pronto.
-¿Qué objetivos le planteó Carter Murray?
-Lo primero que me dijo fue que yo no era una muy buena feminista y que él lo era más que yo, así que estoy trabajando en eso. Además, yo tengo una personalidad que creo que viene de ser una persona creativa, porque intento generar mundos donde las personas puedan crearse a sí mismas. Eso quiere decir que muchas veces no soy lo rígida que debería ser como líder. Entonces, él me está desafiando a serlo un poco más, cada tanto, y lo estoy intentando. Pero sí disfruto la cultura de la contribución creativa que no suele sobrevivir si hay una personalidad muy dictatorial en el entorno. A Carter le importa mucho la creatividad, lo que es otra de las razones por las que me sumé a FCB. Nunca estaría con un socio que no pusiera la creatividad en el centro de lo que queremos hacer. Continuamente nos pregunta, empuja e inspira a trabajar para asegurarnos de que somos reconocidos por hacer un gran producto creativo.
-Teniendo en cuenta que es una de las pocas mujeres que ocupa un cargo de Global Chief Creative Officer, ¿qué considera que debería hacerse para que más mujeres puedan ocupar ese tipo de puestos?
-Esa es una pregunta complicada con una respuesta aún más complicada. Primero, los hombres pueden crear trabajos creativos destinados a mujeres de una manera estupenda. Lo veo todo el tiempo. Entonces, aunque sea peligroso preguntar, ¿necesitamos a mujeres para hablarle a otras mujeres? La respuesta no es necesaria. Lo que podría explicar porque fuimos un poco lentos en darnos cuenta que tenemos una crisis en cuanto a la diversidad de géneros en nuestros departamentos creativos. Mientras un creativo atraviesa los años más demandantes de su carrera, digamos entre los 25 y 35 años, muchas mujeres deciden tener hijos, entonces quedan fuera de carrera. Cuando eso sucede, el resultado inmediato es que haya menos mujeres con la experiencia suficiente para asumir los más altos cargos en los departamentos creativos. Para que cambie, debemos buscar una situación más equitativa en todos los ámbitos, ya sea en jurados, panelistas o artículos. Esa es la forma más rápida de cambiar esta situación, mientras más mujeres vean que otras mujeres pueden triunfar en este negocio, más creerán que es posible ser exitosas en esta industria.
-¿Qué es lo que más disfruta de liderar una agencia creativamente?
-Soy consciente de lo que es el viaje creativo en una agencia. Disfruto hacer más de aquellas cosas que creo que me volvieron una mejor profesional e intento alejarme de las cosas del pasado que me lastimaron y ya no son necesarias. Por supuesto, que el verdadero disfrute es el hecho de tener el privilegio de trabajar con gente talentosa. En este nivel, no solo estás a cargo de una agencia, sino que sos un defensor de la industria. Devolverle algo a la industria que me dio tanto, me hace feliz.
-¿Cómo describiría su proceso creativo?
-Mi proceso creativo es desordenado y emocional. Dudo de todo hasta que veo esa sola cosa. Cuando encuentro la idea que estoy buscando, la sensación es fenomenal, eléctrica. No pasa todo el tiempo, pero cuando pasa me doy cuenta de porqué aún creo en esta industria.