La botella es el catalizador, se coge y se pasa para crear un partido de tenis urbano sin restricciones. Los diversos jugadores del partido reinterpretan el ADN de la marca, siempre en movimiento, creativos, atléticos y descarados. El carácter lúdico de L.12.12 permite a cualquiera hacerlo suyo y unirse a través de la belleza del juego.
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El ojo atento notará un signo de reconocimiento, un cocodrilo formado con los dedos que sirve de disparador de la irreverencia.
Un signo del que todo el mundo está invitado a apropiarse y compartir como Désiré Mia, Hortense de Gromard, Maeva Marshall, Matthias Dandois y Salif Gueye, que lanzarán la activación digital.
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