Eurocaja Rural lleva años comprometida en al lucha contra la exclusión financiera, abriendo sucursales en pueblos y barrios de los que otros se han ido marchando, y tiene a gala no mandar nunca a sus clientes al cajero, algo que debería ser normal, pero que se ha convertido en excepción. Convertir eso en mensaje de campaña tenía todo el sentido, así que decidimos retratar a los cajeros como amantes despechados que se sienten celosos por culpa de esos empleados que atienden con una sonrisa a todo el que acude a una oficina de Eurocaja Rural.
Y para manifestar esos celos, qué mejor que ponerles a cantar un temazo de Junco.
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