La Pubertad Precoz Central consiste en la aparición de alguno de los caracteres sexuales secundarios antes de la edad normal (en Argentina es, para las niñas, de los 8 años y, para los niños, después de los 9 años). El trastorno causa que hormonas procedentes de la glándula hipófisis estimulen a los ovarios o testículos para elaborar hormonas sexuales.
La mayoría de las veces, la causa de la Pubertad Precoz Central se desconoce y se denomina idiopática. Siempre debe tenerse en cuenta la existencia de antecedentes en la familia (en mujeres se puede distinguir por la aparición de la menarca antes de los 10 años, pero en los varones en más difícil). En algunas ocasiones, poco frecuentes, la Pubertad Precoz es consecuencia de “agresiones” recibidas en el cerebro y/o la glándula hipófisis.
En las niñas, el primer cambio físico de la pubertad es el crecimiento del botón mamario; mientras que en los varones es el crecimiento de los testículos a un volumen de más de 4 ml. También puede darse el crecimiento del vello púbico, junto con el olor del sudor.
Si se detecta alguno de los signos, debe consultarse con el pediatra de cabecera, quien recomendará una consulta con un endocrinólogo infantil, que podrá evaluar los estudios que se precisan y el potencial tratamiento. La detección del trastorno es fundamental.
Según Analía Freire, Pediatra y Endocrinóloga Infantil, médica de la División de Endocrinología del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez (MN 102.572): “Las consecuencias de la Pubertad Precoz Central se dan fundamentalmente en dos aspectos: el psicológico y en el crecimiento somático. Por un lado, los/as niños/as pueden verse afectados en su adaptación psicosocial por llevar una maduración física inapropiada para su edad y diferente a sus grupos de pares. La consecuencia sobre el crecimiento se vincula a la maduración precoz de los cartílagos de crecimiento provocada por el aumento de las hormonas sexuales, que produce un estirón en forma temprana, pero que puede concluir en una estatura adulta inferior a su potencial genético o a la que hubiera adquirido si la pubertad hubiera ocurrido en edad normal”.
La obtención de un diagnóstico preciso y, mismo, el inicio del tratamiento de forma temprano se convierte en algo fundamental para revertir los efectos no deseados que conlleva el desarrollo sexual precoz. “Si el diagnóstico de Pubertad Precoz Central se realiza oportunamente antes de que el cuadro haya avanzado demasiado representa una importante ventana de oportunidad para que el tratamiento resulte más efectivo”, declaró la Dra. Freire.
El endocrinólogo realizará diversos estudios:
- Evaluación de la historia médica del niño/a y especialmente de su crecimiento.
-Examen físico completo.
- Radiografía de la mano y muñeca izquierda que se conoce como edad ósea para evaluar la maduración de los huesos.
- En el caso de las niñas, una ecografía pelviana.
- Exámenes de sangre para evaluar hormonas.
- Si se confirmara el diagnóstico de Pubertad Precoz Central, una resonancia magnética de cerebro con el fin de determinar que no haya anormalidades en la glándula pituitaria.
El tratamiento es seguro y efectivo. Su acción es transitoria y su efecto es completamente reversible. Su duración dependerá de cada caso en particular, dependiendo fundamentalmente de la edad del diagnosticado.
El tratamiento consiste en la aplicación de inyecciones de forma intramuscular (en la zona glútea) que, de acuerdo al medicamento utilizado, pueden ser cada 4 o cada 12 semanas. Esto suprime la producción de hormonas que iniciaron los cambios físicos, que involucionarán o desaparecerán. La supresión de las hormonas va a evitar la progresión de la maduración ósea postergando entonces el cierre de los cartílagos de crecimiento. Esto tiene como objetivo mejorar el pronóstico de talla adulta, buscando preservar el potencial genético de talla. En el caso de las niñas, el tratamiento demorará la aparición de la menarca hasta la edad adecuada para la población.
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