A continuación, las palabras de despedida de Raúl Cardós, presidente de (anónimo):
"Hoy se nos adelantó un grande de la publicidad mexicana, en mi opinión el más grande que ha habido. Enrique no "se va a convertir en una leyenda", porque lo era ya, desde hace mucho tiempo. Una leyenda viviente, el único publicista en México capaz de crear, hacer crecer y vender cuatro agencias exitosas, gestor, líder y socio fundador de nuestro Círculo Creativo, al que apoyó siempre. Yo tuve el enorme privilegio de trabajar con él durante varios años y esa experiencia marcó mi vida, no sólo desde lo profesional, sino en lo personal, como marcó sin duda la de todos los que pasaron alguna vez por sus equipos de trabajo.
Hoy hace seis meses que después de 20 años en el mundo corporativo, finalmente fundé mi agencia. Esto no hubiera sucedido nunca, si no hubiera tenido la enorme suerte de aprender de este negocio del mejor. Ví a Enrique construir una marca propia, lo ví después tomar una agencia que estaba literalmente quebrada y volverla una de las más prestigiosas y exitosas del país, pero, sobre todo, lo ví trabajar todos los días con más energía y pasión que nadie en este negocio, reinventándose a cada momento.
De él aprendí realmente que siendo creativo se puede construir y liderear un negocio, que una agencia puede y debe ser muy exitosa apostando por la creatividad, respetándose a sí misma y ganándose la confianza y respeto de sus clientes. Pero aprendí, sobre todo, que cuando uno se propone una cosa y pone su energía en ello lo puede lograr. Para Enrique la palabra "imposible" no existió nunca. Simplemente no era una opción. Hoy se fue a un sitio mucho mejor, en el que más le vale a los que estén con él ser capaces de tener sus cosas siempre en orden, no fallar con un acento o un punto y esforzarse todos los días por escribir ideas geniales, porque de lo contrario conocerán también ese genio intolerante, esos manotazos y esas palabras sarcásticas y demoledoras que te pueden hundir en un segundo, si no estás "a la altura" de las circunstancias. Si lo hacen enojar podrán volar máquinas de escribir, videos, computadoras o lo que sea desde el cielo, pero seguramente volarán también muy buenas ideas. Ese es Enrique Gibert, siempre genial, siempre distinto, siempre único. Una leyenda de la publicidad mexicana. Mi padre profesional, mi ejemplo, mi amigo. Todos lo vamos a extrañar. Descanse en paz".