Aunque era un sueño de todos, nadie podría imaginarse que tan solo dos meses después del lanzamiento de la campaña, se descubriría que el músico de Olavarría, Ignacio Hurban era, en verdad, Guido Miguel Montoya Carlotto, el nieto 114, el de la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, 83 años, la mujer emblema de la lucha por Verdad, Memoria y Justicia.
Las campañas publicitarias con causa son tendencia en el mundo. La de Abuelas tuvo un triple beneficio: dar aún más visibilidad a su búsqueda por los nietos desaparecidos durante la última Dictadura Militar en Argentina; hacer que los ciudadanos que tengan dudas sobre su identidad busquen la organización; y, más allá de que no haya sido el principal determinante, ser recordada para siempre como el empujón para la decisión de Guido. "No quería morirme sin abrazarlo", fue la frase más fuerte de Estela, en la larga conferencia de prensa cuando se anuncio oficialmente la aparición del nieto 114.
Es cierto que la publicidad tiene la fuerza para cambiar hábitos, romper paradigmas o dar visibilidad a todo tipo de causa, pero cuando ayuda a revelar una verdad, oculta 36 años después, su transcendencia genera un efecto bola de nieve con consecuencias imprevisibles. "Hoy no paró de sonar el teléfono y sabemos que se vienen meses de fuerte trabajo. Sucede cada vez que aparece un nieto, y en este caso, mucho más por la repercusión", afirma Raquel Radio de Marizarrena, Prosecretaria de Abuelas de Plaza de Mayo.
Todavía quedan cerca de 400 nietos desaparecidos que sus familias siguen esperando encontrar y Estela seguirá liderando esta búsqueda.
+ Info de Abuelas de Plaza de Mayo: www.abuelas.org.ar