Pablo Alzugaray y Juan Nonzioli se unieron en enero de 2004 para crear la agencia independiente Shackleton, con base en Madrid. “En esos primeros días nuestro “capital” fundacional era la determinación de unos cuantos valientes y un nombre, difícil de pronunciar, que tomamos prestado de un explorador irlandés, cuya historia nos gustó porque no se rendía nunca”, aseguran.
Shackleton cuenta con oficinas en Madrid, Barcelona, y este año abrió en una en Chile. También trabaja en todo el mundo para marcas como Coca Cola, Henkel o Phillip Morris. En España para AENA, Abanca, Abengoa, BBVA, Carrefour, FCC, Acción contra el Hambre, Fundación Once, Grupo Schibsted, Heineken, SecuritasDirect, Skechers, 40 Principales, entre otras y en Chile para algunas como CMR Falabella, Entel, Nestlé, Banco Falabella, Puente Alto y Autopista Central.
Y a lo largo de estos años han pasado por la agencia 673 personas y han trabajado para 140 marcas.
A continuación, las palabras de Pablo Alzugaray, Presidente y Fundador de Shackleton:
-¿Qué balance hacen de los 10 años de Shackleton?
-Que difícil responder sin caer en los más comunes de los lugares, y aburrirme hasta yo mismo cuando lo revise dentro de unos minutos. Así que sólo diré que creo que son más las victorias que las derrotas, habiendo una buena cantidad de ambas. Creo que si tuviera que reducir todo lo vivido en estos diez años a una sola palabra sería intensidad.
-¿Qué logros alcanzados en estos 10 años les gustaría destacar?
-El mayor de todos es poder decir que hemos hecho el trabajo que creíamos que había que hacer. Todas las veces y para todas las marcas para las que trabajamos. Tampoco es menor para miel hecho de que la gente que trabaja o ha trabajado en cualquiera de nuestras oficinas sientan que este es un lugar intrínsecamente bueno para “vivir” esta profesión.
-¿Cómo lograron mantener el nivel de la agencia a pesar de la crisis económica que sufrió España?
-Es que no creo que lo hayamos mantenido del todo, la verdad. Puede que, visto lo que ha pasado en general y vista desde fuera, nuestra agencia sea la que menos pueda quejarse, pero estamos muy lejos de poder decir que fuimos inmunes a un mercado que, literalmente, se redujo a menos de la mitad a una velocidad espeluznante. La soledad que acompaña a la independencia se nota más cuando vienen mal dadas… pero por suerte a la independencia también la acompañan la agilidad, la libertad, y el compromiso más fuerte de los que hacen la agencia cada día. Salimos a vender fuera de España y entraron proyectos globales de Philip Morris, PernodRicard, Coca Cola y Henkel, entre otros. Y ahora hasta estamos abriendo oficinas en otros países. Otro viejo sueño, que nos había congelado la crisis. Nos bajamos los sueldos. Todos. Los que más ganábamos más, pero hasta el que acababa de entrar tuvo que aceptar que, en ese momento, su trabajo valía menos. Achicamos todos nuestros gastos. Viajes, edificios, festivales e inevitablemente, sacrificamos gran parte de la rentabilidad de nuestro negocio. Pero nunca, ni una sola vez, que recuerde, dejamos de ser nosotros, de presentar aquello en lo que creíamos, de cuidar obsesivamente cada matiz, de auto-exigirnos lo mejor de lo que éramos capaces, de no hacer truchos, ni copias, ni semi-truchos, ni semi-copias. Y no sabés lo contentos que estamos de ser así. Y con todo eso, parece que esa realidad, que se ha llevado por delante decenas de agencias, algunas muy buenas por cierto, nos indultó. Los mayores ingresos provenientes de fuera, unidos a los menos gastos sacrificados dentro, nos permitieron no romper el equipo, no descapitalizarnos en talento. Y por eso ahora, que vuelve a soplar, nos pilla con las velas puestas, y enteras.
-¿Cómo definirían la filosofía de Shackleton?
-Creo que personas diferentes de la agencia daríamos respuestas en cierta medida distintas a esta pregunta. A mucha gente esto le parecerá una debilidad, y tal vez lo sea, pero también creo que ahí radica parte de nuestra fuerza. En la convicción de que es mejor tener cerca a alguien que piense muy bien, que a alguien que, necesariamente, piense como tú. ¿Y no podría ser que la filosofía sea la no necesidad de una filosofía común? Más allá de eso, para mí, aquí entendemos este trabajo como la capacidad efectiva de influir en lo que alguien piensa, siente y hace respecto a algo. Ese “alguien” puede ser la sociedad en su conjunto, los que en cada familia se ocupan de comprar detergente, o los 200 líderes que asisten a una reunión en el Foro Davos. Y ese “algo” puede ser una marca, un producto, una causa, un candidato. Pero cuando crees que el trabajo es influir y no hacer anuncios, sólo algunas veces haces anuncios, porque otras llegas a la conclusión de que hay que hacer contenidos, experiencias, productos o construir una historia contagiosa y dispersarla en canales que tú mismo creas para la ocasión.
-¿Cuáles son los objetivos y desafíos que se plantearon para lo que viene?
-Bueno, seguir viviendo de hacer lo que nos gusta y hacerlo razonablemente bien para las marcas para las que trabajamos, puede parecer un objetivo poco ambicioso, pero para mí no está nada mal. Más allá de eso creo que sigue sin existir una agencia independiente y española, relevante a escala internacional, así que esperamos que lo que hemos avanzado en estos años fuera de España, sea sólo el comienzo de un camino más largo.
