En un mundo saturado de colaboraciones entre marcas, KFC y Doritos decidieron hacer algo que de verdad sorprende: crear una experiencia que va mucho más allá de compartir un logo.

Para lanzar el nuevo Doritos Kentucky Chicken Sandwich, una edición limitada que fusiona el crunch de Doritos con el sabor icónico de KFC, ambas marcas convirtieron un pasillo de snacks en un punto de venta inesperado: un drive-thru real... diseñado exclusivamente para carritos de supermercado.

La activación, llamada “The Supermarket DriveThru”, nació de un insight tan simple como potente: los consumidores pasan hasta un 40% más de su tiempo en la góndola de snacks. Y si ahí es donde están los fans de Doritos, ¿por qué no llevarles KFC directamente?

La instalación, completamente funcional, simula un auto-servicio dentro del supermercado, permitiendo que los clientes pidan su sandwich desde su carrito, vivan la experiencia de compra y reciban el producto al instante. Sin salirse del pasillo.

Una ejecución tan absurda como lógica, que convierte un espacio común en una experiencia de marca memorable, fusionando creatividad, contexto y sabor en una sola jugada.

Porque hay marcas que se exhiben en góndola, y otras que la convierten en experiencia.