-¿Cómo está México hoy?
-El primer trimestre del año nos confirma lo que ya se venía anticipando: estamos atravesando una situación económica compleja. El Banco de México estima apenas un crecimiento del 0.6%, y esta desaceleración viene acompañada de incertidumbre que inevitablemente impacta a nuestra industria. Se han reducido los presupuestos, y los anunciantes están siendo mucho más cautelosos con sus inversiones. A esto se suma el efecto de las políticas migratorias y comerciales del nuevo gobierno de Estados Unidos, que afectan directamente el consumo y algunos sectores clave. Aun así, siendo un momento de ajustes, también vemos mucha creatividad. Las marcas siguen buscando conectar desde lo simple y ahí es donde entra la fuerza del contenido con propósito, bien producido y con impacto real.
-¿Cómo está la industria de la producción audiovisual mexicana?
-La industria de la producción audiovisual en México está más viva que nunca. Se está transformando y consolidando como una referencia en América Latina tanto en cine como en publicidad. Tenemos talento, infraestructura y una visión que se adapta rápido. La publicidad sigue siendo uno de los motores principales de esta industria, generando cerca del 60% de la producción audiovisual. Y ese movimiento no solo impulsa campañas, también activa toda una red económica alrededor: desde técnicos y creativos, hasta logística, hospedaje y catering. Pero no basta con tener una industria sólida. El gran reto hoy es la adaptación. Las nuevas tecnologías están reconfigurando todo: desde la forma de contar historias hasta cómo se producen. Tenemos que seguir evolucionando para mantenernos relevantes y competitivos. Y ahí es donde la colaboración entre creativos, agencias y productoras se vuelve clave.
-¿Cómo ha evolucionado en el último tiempo y cuáles son los desafíos que enfrentan las productoras publicitarias en México?
-Las productoras en México han evolucionado muy rápido. La revolución digital no solo cambió las plataformas, también transformó a las audiencias: hoy son más exigentes, más informadas y buscan mensajes auténticos que conecten desde lo humano. Más del 60% de la inversión publicitaria en México se destina a formatos digitales, y el video lidera esa inversión. Esto nos exige integrar tecnología sin perder de vista la calidad y la esencia del mensaje. Es un equilibrio fino, porque no se trata de hacer contenido rápido, sino contenido relevante. Uno de los grandes retos hoy es que los clientes necesitan resultados inmediatos, muchas veces con presupuestos limitados. Y es donde la creatividad y eficiencia son elementos clave. Pero también hay una exigencia que crece en términos de responsabilidad: sostenibilidad, inclusión y propósito ya no son opcionales. Las productoras estamos aprendiendo a jugar en un terreno más complejo, sí, pero también más estimulante. Y la clave está en la colaboración: con agencias, con marcas, con el talento. Solo así vamos a poder navegar esta transformación con éxito.
-¿Cómo está cambiando la presencia de la cultura mexicana en la comunicación de las marcas y en la publicidad en general?
-Pues ha dejado de ser un recurso visual para convertirse en un valor central. Las audiencias mexicanas ya no se conforman con estereotipos: quieren verse reflejadas con autenticidad, con respeto y con orgullo.
-¿Cómo cree que seguirá evolucionando?
-Hacia adelante, creo que la evolución va a venir con una responsabilidad mayor. Usar elementos culturales en la publicidad requiere sensibilidad genuina. No podemos romantizar ni simplificar símbolos que tienen un peso profundo. Si lo hacemos bien, este camino no solo fortalece a las marcas, también dignifica y visibiliza la diversidad real de México.
-En el último tiempo, han llegado muchos anunciantes a México, pero también se han instalado nuevas agencias y productoras que han venido de otros países para desarrollarse en el mercado local. Y también han llegado profesionales de otros países. ¿Cómo esto ha influido en la industria de la producción audiovisual mexicana?
-Ha sido un movimiento natural considerando el enorme potencial creativo y logístico que ofrece México. Lo vemos como una señal clara de que estamos en el radar global, y eso nos enorgullece. Este fenómeno ha traído consigo una mayor profesionalización, nuevas formas de trabajo y una presión sana por elevar nuestros estándares. Sin embargo, también representa un reto importante para quienes ya formamos parte del ecosistema local: hay que proteger el equilibrio del mercado, asegurar condiciones justas para todos los jugadores y promover prácticas éticas que no perjudiquen la estabilidad de la industria. Para que esta transformación funcione a favor de todos, necesitamos diálogo, colaboración y reglas claras. El crecimiento es positivo siempre que se dé desde el respeto y la corresponsabilidad. En Stink, por ejemplo, creemos firmemente que lo global y lo local pueden coexistir no sólo de manera armónica, sino potenciándose mutuamente.
-¿Qué balance hace Stink Films México del año 2024 y de estos primeros meses del 2025?
-2024 fue un año de mucha consolidación para Stink México. Fue un período en el que reafirmamos nuestro lugar en el ecosistema creativo local, fortalecimos relaciones con agencias clave, y crecimos tanto en volumen como en complejidad de proyectos. Tuvimos el privilegio de trabajar con equipos creativos increíbles, de desarrollar campañas que nos retaron en lo técnico y en lo narrativo, y de sumar a nuestro roster talento que enriquece nuestra visión. Uno de los movimientos más relevantes del año fue la integración de Levi Negretti como Head of Production, una incorporación clave para robustecer nuestros procesos y liderar, con su experiencia y sensibilidad, la ejecución de proyectos cada vez más ambiciosos. Su llegada trajo estructura, mirada estratégica y una energía profundamente colaborativa al corazón operativo de Stink México. Uno de los mayores desafíos fue navegar en un entorno económico complejo sin perder de vista la excelencia que nos define. Aprendimos a ser más eficientes sin comprometer la calidad, a confiar más en la intuición creativa y a tomar decisiones que respondan no solo a las necesidades del hoy, sino también al futuro que queremos construir.
Hoy puedo decir que la filosofía de Stink México se basa en tres pilares: excelencia creativa, compromiso con el talento local, y una visión profundamente colaborativa y global. Somos una casa productora que respeta su entorno, que escucha, que apuesta por procesos impecables y que pone a las personas —al equipo, al talento, al cliente— en el centro de todo lo que hacemos.
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