-¿Cómo se dio su llegada a la agencia? ¿Por qué eligió incorporarse a Alma?
-Dicho así suena un poco pretencioso. En realidad fue Alma quién decidió elegirme a mí. Luís Miguel principalmente, junto a Isaac y supongo que en consenso con el resto del equipo, ellos fueron los que consideraron que yo era la persona que estaban buscando. Me siento enormemente feliz y afortunado de que haya sido así. A finales del año pasado ya tenía en mente la posibilidad de emprender una nueva aventura lejos de España. Las razones no tenían nada que ver con la agencia, ni si quiera con la situación del sector, sino con la del país en general. Aunque una cosa lleva a la otra. En España hay mucho talento, muchísimo, pero esta crisis está sacando lo peor de cada casa en todos los sentidos. Pero por otro lado, tampoco vale instalarse en la queja y el lamento perpetuo, o así lo veo yo, creo que esto no aporta, es otra cosa que hace tu vida un poco más miserable, así que en mi humilde opinión, sólo hay tres salidas posibles: callar y tragar (a la que me niego absolutamente); emprender activamente una lucha encarnizada contra ya no sé ni quien, ni qué, ni cómo; o largarse (por la que evidentemente opté). Considerando mis intenciones y prioridades, ir a vivir a Miami para trabajar en una agencia como Alma, es un auténtico regalo que una vez más me ha hecho esta profesión. Posiblemente suene un poco cursi o a tópico, pero siento que he vuelto a recuperar la ilusión. Sinceramente.
-¿Qué expectativas tiene como el nuevo líder Creativo de la agencia?
-Creo que uno puede llegar a una agencia con una responsabilidad, en este caso una responsabilidad considerablemente importante, pero la etiqueta de “líder” no es inherente al cargo, te la tienes que ganar. Y es tu equipo y no sólo tu quien tiene derecho a decir si la mereces o no. Si tu equipo llega a considerarte un líder es señal de que están ocurriendo cosas buenas en ese lugar. Es señal de que existe un sólido espíritu de equipo, de que la gente se siente motivada e identificada con la dirección tomada, con la manera de trabajar, con la manera de hacer las cosas, con los procesos y las dinámicas, con la forma de relacionarse. Y si esto es así, sin duda alguna, el resultado se traduce en un trabajo mucho mejor y los estándares de calidad de todo lo que se haga en la agencia suben en la medida de sus posibilidades. Y su reputación real pasa al nivel superior. No creo que haya agencias buenas o agencias malas, las agencias tienen sus “momentums”. Tener buenas ideas y el talento es un valor esencial y determinante, evidentemente, pero el valor que realmente marca la diferencia entre una agencia y otra es la capacidad para hacer que estas ocurran. Esto es lo más difícil de todo. Pero cuando una agencia vive uno de esos momentums se siente mucho más capaz de conseguir que las ideas ocurran porque desde el primero hasta el último creen en ello y luchan por ello con una energía y un convencimiento que contagia hasta al más aséptico. Los premios son otra consecuencia. En cualquier caso Alma ya lleva una muy buena velocidad de crucero y esto hay que aprovecharlo.
-¿Cómo ve al mercado hispano en Estados Unidos?
-Soy consciente de que tengo mucho trabajo por delante en cuanto a entender y aprender a leer nuevos comportamientos, hábitos y, esto que tanto nos gusta decir, insights. Marta Insua, nuestra Vicepresidenta de Insights Estratégicos, me ha dado un curso acelerado que me ha puesto considerablemente en órbita, cosa que le agradezco enormemente. Marta me dio una primera pincelada de lo que está ocurriendo en EEUU con este mercado y lo cierto es que me parece realmente fascinante. Está cambiando la foto demográfica de un país y no precisamente de cualquier país. Y lo más interesante es que no se trata de un tema simplemente cuantitativo. No se trata de simples cifras numéricas que ocupan cada vez una porción mayor de la tarta, es la influencia cultural que todo esto conlleva y que todo esto supone; un potencial tremendo que los anunciantes no pueden pasar por alto. Todo lo contrario. Esto está en plena ebullición, en constante transformación, y esto me resulta tremendamente motivante.