Como todo en esta edición del Super Bowl -Vegas, la farándula, los presupuestos, el espectáculo- la pauta publicitaria fue un despliegue deslumbrante de excesos. Comenzando por el desfile de celebridades y actores, probablemente la mayor acumulación de famosos por segundo de transmisión fuera de la entrega de un Oscar, hasta las superproducciones, efectos especiales y directores legendarios tras cámara. Definitivamente entretenido. Divertido. Pero como gran parte del entretenimiento al que nos tienen acostumbrados los grandes estudios de cine y los canales de TV, un entretenimiento que divierte en el momento pero trasciende poco después.
Una risa rápida de un chiste que ya hemos oído alguna vez. Espectacular en su forma, algo vacío en el fondo (pero aún así, mil veces mejor que la pauta publicitaria de todos los días).
Probablemente hay poco que agregar después de todo lo que se habló antes y todo lo que se ha hablado en los días siguientes al evento, pero pasada la sobredosis de información que significa ver el partido, el show, la pauta, las redes -y en nuestro caso, volver a ver los comerciales seguidos uno tras otro en un link de la compu, siento que hubo más famosos que ideas y más presupuesto de producción que historias.
Con sus buenas excepciones, como siempre. En mi lista personal: Un buen insight latino en la pieza de Doritos Dina-Mita-no-dainamait; un buen uso inesperado del celebrity endorsement en CeraVe (y todo su despliegue en redes antes del juego); un chiste super-americano, perfectamente Super Bowl y bien ejecutado, en los mullets de Kawasaki; un buen mensaje coherente con su estrategia en la pieza de Dove. Siempre hay alguien que se lanza un statement con una pieza de cero presupuesto, y me sorprendió que fuese Disney+.
Snapchat, Reeses y Paramount Plus, están en mi shortlist también de piezas que me siguieron gustando o me hicieron reír también la segunda, tercera y cuarta vez que las vi. Creo que no hubo un “Apple 1984”, “Wassup", o “It’s a Tide Ad” que vaya a pasar a la historia. Pero en el mundo de malas noticias que nos ahoga, que las marcas optaran por el humor irreverente y el deslumbramiento de las estrellas sin despertar polémicas, probablemente, fue una decisión acertada. Lo que pasa durante la pauta del Super Bowl de las Vegas, se queda en Las Vegas.
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