Escrita como si fuera la voz de la real Angola, cada escena captura auténticamente el orgullo, la energía y la extravagancia de las personas originarias del país.
Angola no es un lugar amigable para filmar, no hay acceso a los equipos, necesitas seguridad armada a donde vayas y como el gobierno no acepta al turismo es muy difícil obtener la visa. Rica en petróleo y diamantes, Luanda es la ciudad más cara en el mundo, donde un sándwich puede llegar a costar $60 USD. La primera escena del spot fue filmado en la Musseque de Angola, donde millones de personas viven y trabajan, pero donde todavía no hay agua corriente, electricidad, ni alcantarillado.