El comercial trae la historia de una galleta de jengibre muy especial. De su cabeza asuman dos enormes cuernos, que terminaron allí por accidente mientras era horneado. Cuando la mujer de la casa se dio cuenta de esta característica decidió tirarlo a la basura.
Luego de una serie de aventuras y de haber sido rechazado en varias oportunidades, el protagonista finalmente es aceptado en la comunidad de galletas. El claim de la campaña es “La mejor parte de las fiestas es sentirse en casa”.