Hace dos años, Juan José Campanella se sumó al ciclo de conferencias de El Ojo de Iberoamérica.

Ahí, junto al otro ganador del Oscar, Luis Puenzo y Pucho Mentasti, presentaron ante una sala llena la forma en la que ellos ven su tarea, junto a un análisis de la situación que viven los directores.

Consultados por Axel Kutchevasky (productor de El secreto...), mediador de la conferencia, acerca de la posibilidad de poner su impronta a los trabajos por encargo, los tres directores afirmaron que es posible. "Para eso te contratan", afirmó Mentasti.

En cuanto a su relación con el cine, Luis Puenzo confesó que ve menos películas en relación a otras épocas. "En los inicios de mi carrera, he llegado a ver 4 o 5 películas por día". Puenzo explicó que este fanatismo hacia el cine servía también como material de estudio, ya que tanto él como Mentasti se definieron como autodidactas.

Campanella, por su parte, aseguró que cursar una carrera le sirvió como un "gran atajo" a la hora de formarse como profesional. "Una buena escuela crea ambientes de cine, forma grupos". De todas formas, el director de "El Hijo de la Novia" confesó que es contraproducente para la formación del director "una escuela que te llena de prejuicios".

Sobre las diferencias entre distintos formatos para filmar, Pucho Mentasti explicó que, para él, "los comerciales son romances fugaces", mientras que una película contiene un cariño mucho más profundo. El formato que se mantiene al margen de todo dentro de estas afirmaciones es el videoclip.

Cuando se tocó el tópico de la crítica, los tres directores mostraron su descontento por el "filtro" por el que se pasa a las películas nacionales. "Nunca pasaré ese filtro, por lo que ya no me preocupa. Pero la crítica tiene el poder de dañar y matar una película independiente", afirmó Campanella.

Y agregó con respecto a su pasión por el cine: "Obviamente que la elección del tema de un film es totalmente libre, yo siempre cuento lo que quiero contar. Pero estaba pensando en lo que decían y aún en las películas mías existe un encargo que es de mi hacia mi; y el encargo es: "Hace la película que sea una película apasionante, divertida, que guste ver; no hagas cualquier cosa que a vos se te ocurra" y a veces tengo más limites auto-impuestos y me siento más libre para jugar en un programa de televisión. No tenga en mi vida puesta, que en una película propia. Quizás paradójicamente, mi auto-encargo es más fuerte que el encargo de otro".

Y aclaró: "Yo creo en algunos testeos, no para cambiar completamente la película pero yo soy de hacer testeos en mis películas. Uno trabaja muchos meses en montaje y perdés la distancia con respecto a cosas como el humor, ciertos tiempo, y verlo con cien personas que no saben nada, no tiene que ser con amigos ni gente que trabajó en la película, que no me conozcan ni a mí ni al guión hace ver la película con ojos nuevos como si la estuvieras viendo por primera vez. Las ventajas de un testeo es estar sentado con el público cuando está viendo la película. Eso te da una electricidad que se siente, ver con qué película se queda. Lo sentís, es lo más próximo a ver la película por primera vez. Eso para alguien que esta trabajando en un montaje es muy importante. En Ni el tiro del final no hicimos esas cosas, fuimos con el primer corte que presente porque nos vencía, teníamos que presentar para Sundance. Era un 4 de octubre, el 3 de octubre terminamos el primer corte, lo mandamos a las cuatro de la mañana, la aceptaron, los de Sundance llamaron dijeron: "Que buena película". Yo les dije: "Miren que es un primer corte" y dijeron: "No, no, no, sale así"; y así fue. A los 15 minutos de la proyección de Sundance yo me di cuenta de que la película estaba larga pero no hubo manera de decirles: "Yo les dije que era demasiado larga". Entonces se armó toda una catarata de cosas. La gente que me decía: "Que maravilloso que sos, que maravillo, que divino". Nunca más les volví y me volvieron a hablar. Me acuerdo que fui a Sundance en primera, sentado al lado de Glenn Close, y poco más tenía que volver en tren o a dedo. El cambio fue abrupto. Eso también es la industria de Estados Unidos. Es así, a mi me sacó de ese pozo El mismo amor la misma lluvia, y me mandó en una dirección no pensada en ese momento para tener alegrías más grandes".

Por último, a los directores se les pidió que una opinión relativa a la importancia de los premios. "Que se destaque algo tuyo está bueno porque te envalentona", confesó Mentasti. Puenzo, sobre este tema, comentó el caso de XXY, la película de su hija Lucía. "Si no ganaba nada en Cannes, estaba en los planes levantar el estreno".

Sin dejar temas sin tocar, los directores se despidieron del auditorio tras una hora y media de charla. Para sintetizar la relación entre publicidad y cine, Mentasti sentenció: "El ejercicio de pasar del género publicitario al cine es positivo. Espero que cuando finalmente salga mi largometraje les guste".