Por ley, los ópticos franceses tienen que garantizar el acceso gratuito a las gafas, con el coste a cargo de la Seguridad Social. Pero muchas empresas se han aprovechado de esta situación creando ofertas engañosas que, finalmente, suponen un gasto para el consumidor.
Así, el Departamento de Salud de aquel país calcula que hasta el 17% de los franceses, especialmente los que tienen menos ingresos, evitan graduarse la vista para que no les prescriban unas gafas nuevas, debido a su elevado precio, que oscila entre 300 euros para lentes normales y hasta 600 en el caso de los que utilizan lentes progresivas.
Para demostrar los abusos que otras empresas del sector ejercen sobre los clientes, Droit de Regard comenzó por ofrecer a los transeúntes a pie de calle una prueba de graduación visual totalmente gratuita en un camión equipado para esta misión. El denominado The Eye Opening Test, tenía un procedimiento que era sencillo: mostraban a los participantes algunos ejemplos de cartelería publicitaria de la competencia. El titular, escrito en grande, era sencillo de leer. ¿Pero qué pasaba con la letra pequeña? Las condiciones, en letra pequeña y donde se reflejaba que la gratuidad prometida no era real, se hacía ilegible para ellos.
Por su parte, la óptica anunciante de esta campaña se ha desmarcado de su competencia anunciando que va a hacer posible que cualquier persona que necesite unas gafas nuevas pueda tener acceso a ellas con el mismo diseño, tecnología y calidad de la que gozan los modelos más caros.
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