A continuación las palabras de Jorge Oller que escribió en su blog para despedir a su amiga: "Recibí la triste noticia del fallecimiento de Mirta de la Cuesta Díaz, compañera, publicista incansable y chica ejemplar. Apenas hace unos días le entregamos el Volcán a la Vida, donde los publicistas tuvimos la oportunidad de aplaudirle en ovación de pie, reconociendo sus 45 años de trayectoria profesional. Mirta luchó incansablemente por unir a los publicistas, por proyectar al país en el exterior, por todos sus clientes a cargo, por su McCann de tantísimos años, por sus amigos, sus compañeros y muy especialmente, por el amor infinito a sus hijas e hijo, pues Mirta fue un volcán a la vida. Mirta fue mi primer jefe en McCann-Erickson, cuando como Supervisora de Cuentas me guió en mis primeros pasos como Ejecutivo Jr. Desde el primer día de mi vida en una agencia de publicidad, Mirta estuvo presente de una u otra forma. Con su precioso sentido del humor, sus espontáneas carcajadas, su acento tico-cubano y su mirada traviesa, con su abrazo y su energía, Mirta nos aportó a todos con esa generosidad sin límites, pues se dió y dió y dió sin reservas. Recuerdo una presentación de Lovemarks que hice hace unos años para la AIP en el San José Palacio, pues ahí tuve la oportunidad de decirle a Mirta, frente a todos los presentes, que ella era un Lovemark en mi vida. También gozo al recordar que nunca le gustó el nombre Consumer para la agencia, y que fue ella la que estuvo más contenta el día que lo cambiamos a Tribu. El jueves pasado, atendiendo la propuesta hecha por Margareth Grigsby (ex-gerente general de McCann-Erickson) y por acuerdo de la Junta Directiva de ASCAP, le entregamos el Volcán a la Vida, en un momento particularmente emotivo. En el Volcán del 2008, todos los presentes le pudimos entregar a Mirta el reconocimiento a su trayectoria, la estatuilla del primer Volcán a la Vida, y con esto, un largo aplauso en ovación de pie a su inspirador ejemplo. Le acompañaron sus amigos y amigas más cercanas, así como sus hijas Norma, Mirta, su hijo Roberto y toda su querida familia. La semana pasada la vimos delicada y ciertamente afectada por sus padecimientos, y sin embargo, creo que nadie sospechó la posibilidad de verla partir tan pronto. Cuando nos enteramos de su fallecimiento nos inundó la tristeza, e igualmente, la extraña caricia emocional que te genera haber tenido la oportunidad de despedirla como lo hicimos el jueves pasado. Fue un honor para todos entregarle este reconocimiento, y por esto, ahora nos llega el momento de acompañarla en la transición a su nueva vida. Mirta: fue un honor conocerte, recibir tu abrazo y gozar de tu alegría. Como bien decía un banner en el Volcán: Chica, qué ejemplo! Gracias, gracias, por siempre gracias". Jorge Oller