La agencia, que es firmante de los “Women Empowerment Principles” en la región, creó una pieza que pone a los hombres en las mismas situaciones que viven las mujeres a diario, para concientizar el miedo cotidiano que ellas tienen de ser violadas.
El objetivo de la campaña es concientizar y llamar a la acción de toda la sociedad, para tratar esta problemática, esperando generar cambios de conducta, de comportamientos y de actitudes masculinas.
Fernando Fascioli, presidente regional de McCann Worldgroup para América Latina y el Caribe, dijo: “hacemos un llamado a que más actores se sumen a la labor de ONU Mujeres y al gran desafío de erradicar los estereotipos negativos y los sesgos inconscientes, pero sobre todo al compromiso con una sociedad más inclusiva y sin violencia, particularmente en el ámbito de género que es lo que nos convoca hoy. Es una gran tarea que depende de las acciones de todos y todas en diferentes planos”.
La violencia sexual es un problema en todo el mundo. En Brasil, Panamá y Uruguay, 1 de cada 7 mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual. En Bolivia, América Latina y el Caribe, por lo menos 1 de cada 3 la ha padecido en algún momento de la vida.
María Noel Vaeza, Directora Regional de ONU Mujeres, comentó: “si bien en los últimos años las sobrevivientes y activistas han alzado sus voces para denunciar y condenar este panorama a través de movimientos cómo #MeToo, #TimesUp, #Niunamenos, #NotOneMore y #BalanceTonPorc, la violencia contra adultas y niñas sigue siendo extendida, normalizada y arraigada en nuestras sociedades”.
Además, asegura que la violencia es omnipresente: “nos rodea en todos los países y regiones del mundo. Está en la publicidad que cosifica a las mujeres o hipersexualiza a las niñas; en las bromas sexistas a las que están expuestas las mujeres en el entorno laboral o en centros educativos y en las canciones que incitan a la violencia sexual”.
El hashtag #NoMasViolenciaSexual se utiliza para apuntar que una de las causas de la violencia se debe a la falta de empatía de los hombres, demostrando que la sociedad en conjunto debe accionar a través de las normas sociales, para minimizar el daño en las mujeres y niñas víctimas de violencia ya que, muchas veces, los actos violentos se justifican, revictimizando a las personas afectadas, contribuyendo con el ciclo de violencia.