Nico Pérez Veiga: A puro cine

Director y Socio Fundador de Primo.

<p>Director y Socio Fundador de Primo.</p>

El crecimiento y la expansión internacional de Primo, productora fundada por Nico Perez Veiga y Martín Kalina, la ubica en un lugar privilegiado en la industria audiovisual de la región. En un contexto que mezcla extrema competitividad y retracción económica, tener la posibilidad de contar con operaciones en distintos países y la experiencia de renombrados directores es un de los diferenciales que Pérez Veiga viene explotando. Ahora, su trabajo está dedicado a explorar nuevos formatos y seguir afianzando alianzas estratégicas con otras empresas del sector. En entrevista con LatinSpots, Nico Pérez Veiga también aprovecha para contar cómo fue el proceso creativo y de dirección del comercial Farewell to the Forest, campaña de DAVID Argentina para Unilever Global, ganadora de diversos premios internacionales, entre ellos 1 Oro, 2 Platas y 1 Bronce en El Ojo de Iberoamérica 2016.

-Grandes momentos de su carrera como realizador junto a Martín Kalina, como Nico&Martín, se dieron junto a renombrados líderes creativos y sus agencias icónicas como Agulla & Baccetti y Del Campo Saatchi & Saatchi que hoy no existen más. ¿Cree que la industria se resiente hoy de esas estructuras apoyadas en la figura de un gran líder creativo?
-Realmente se escucha mucho decir que las agencias están en decadencia. Para mí lo que está en decadencia son las estructuras, porque las personas no están en decadencia. Muchas de esas agencias que fueron icónicas y que marcaron la publicidad argentina como VegaOlmosPonce, Del Campo Saatchi & Saatchi, BBDO, Agulla & Baccetti, Madre o Santo, tienen a sus líderes que las manejaban en otros lugares. Esas estructuras que esas personas manejaban son las que están en decadencia. Que hoy haya grupos de comunicación aglomerando a todas sus agencias en una oficina bajo un mismo mandato, o que económicamente tengan mucha menos posibilidad de contratar gente es lo que está en decadencia. Eso es lo que hace que los creativos o las estructuras de agencias de publicidad tengan menos poder y por ende sean menos sexys, porque perdieron identidad. Estoy convencido de que esas estructuras antes se rendían ante los grandes creativos como eran Carlos Perez, Hernán Ponce, Fernando Vega Olmos, Maxi Anselmo, Maxi Itzkoff, Carlos Bayala… Necesitaban a esas personas y esas personas hacían gigantes a esas estructuras. 


-¿Y cómo impacta esa realidad a una productora como Primo?
-Hoy la línea se borró entre una productora, una agencia y una agencia más apuntada a lo digital. Siento que antes el poder estaba en manos de las agencias más grandes y establecidas. Las productoras éramos un proveedor de los más importantes, y después estaban las agencias digitales, que en desarrollo hacían cosas más de bajo presupuesto. Ahora siento, y no porque me toca trabajar en una productora, que las productoras somos lo que su nombre dice. Producimos cosas que son muy tangibles. Estamos yendo hacia un lugar donde el mundo está necesitando empresas que sean rápidas productivamente y creativamente. Lo que más me gusta de las productoras hoy es que están ganando fuerza, no solo por el talento que tienen, sino por la capacidad de resolver y producir cosas de forma ágil. Siento que en eso le ganaron a las agencias.


-¿En qué sentido?
-Que una productora no solo tiene que apoyar creativamente a una idea, sino que tiene que producir, producir el viaje, los castings, un montón de cosas, que significan un trabajo mucho más pesado, con una maquinaria de producción, talento y de creatividad tan grande. Eso no significa que vaya a acabar la sociedad entre creativos, comunicadores, planners, o tipos que vengan del marketing y de la comunicación, y que tengan gran conocimiento de las marcas y de lo que necesitan, junto a directores, productores, escritores, y realizadores, que puedan aportar las productoras. Por el contrario, va a durar para siempre.


-¿Cómo se dio la evolución de Nico&Martín a la estructura de Primo que tienen hoy?
-Fue bastante natural. Empezamos a dirigir juntos y en algún momento del año 2008 empezamos a tener la inquietud de que queríamos generar nuestro propio espacio, tener nuestra propia cultura de trabajo, plantear nuestras reglas a nuestra manera. En ese momento abrimos Primo, empezamos a trabajar y a dirigir juntos. Despúes de tres años empezamos a sentir que cada uno necesitaba hacer su camino, y nos planteamos empezar a trabajar un poco más separados. Fue sano para todos y cada uno encontró su lugar. Bien al inicio, empecé a forjar una personalidad y una opinión al respecto de esta profesión. Trabajaba en la productora de mi padre como asistente de producción y me hacia bastante amigo de los directores. También estudiaba cine y siempre me apasionó mucho más el trabajo que estudiar. Iba a la facultad, me interesaba, pero me divertía mucho más el trabajo en publicidad. En ese proceso de estudiar y trabajar lo conocí a Martín Kalina y de alguna manera unimos fuerza. En algún momento, hace ya 14 anos, se nos dio la posibilidad de dirigir un comercial. Era una campaña que tenía tres comerciales, ya habían filmado dos, hubo un problema con el director, y como asistente me consultaron si queríamos hacerlo nosotros. Lo filmamos en el jardín de la casa de mi mamá, en 2003, de Agulla & Baccetti para Isenbeck.


-Que buena manera de empezar…
-La verdad es que tuvimos mucha suerte. Lo veo hoy y pienso “que locura, dos chicos de 20 años que nunca habían hecho nada, con poquito background, y que salieron a dirigir”.


-Y en términos de lograr el éxito como realizador, ¿cómo lo compara hoy con la épocaen que empezó?
-No se si la palabra es más fácil, pero sí con trabajo concreto y horas hombre, y mucho, mucho, mucho foco en lo que uno quería hacer, teníamos más posibilidades. Hoy, creo que es más difícil porque primero la imagen y la técnica se democratizaron, y cualquiera de nosotros puede tener en su casa o en su computadora personal un programa de edición, un cámara y lentes alquilados, con las mismas posibilidades de crear imágenes. Por eso, destacarse entre ese mar de gente que hoy tiene millones de posibilidades es distinto a cuando empezamos con Martín. Me acuerdo que filmábamos nuestros comerciales de 35 milímetros y, a veces, hacíamos prueba de película tres o cuatro semanas antes de filmar. Era un trabajo diferente, con un poquito más de investigación y más artesanal. Hoy se trata más de desarrollo narrativo, está mucho más ligado a lo que son las redes sociales, o lo que es el éxito de lo digital. No es ni mejor ni peor, sino completamente distinto. Nuestro éxito era mucho más de nicho. Hoy a los chicos los conoce mucha más gente, trascienden un poco la publicidad, están en los medios digitales y en las redes sociales.


-¿Qué parte del proceso de producción le motiva más hoy, teniendo en cuenta todos los cambios que impactaron la industria?
-Lo que más me interesa es encontrar el tono a las piezas y a los comerciales. Es algo en que siento que evolucioné, en lo que el lenguaje publicitario debería evolucionar, para no desaparecer, no agotarse y no dejar de ser sexy y hot. Creo que la publicidad necesita hoy sincerarse un poco con si misma. Lo que trato de hacer en mi proceso es acercarme a la publicidad de la manera más humana posible, de trabajar mucho en lo que es la historia, pero no la historia en sí misma, sino cómo me acerco a esa historia, qué hago para que sea diferente y novedosa. Los lentes anamórficos, la corrección de color y los trucos y las técnicas para que un comercial sea correcto, eso lo sabemos todos, ya no tiene ningún valor agregado. Lo que hoy puede llegar a tener un valor agregado es encontrarle el tono a las piezas.


Uno de sus grandes éxitos recientes es la pieza Farewell to the Forest, de DAVID para Unilever, en la que logran poner un árbol caminando por las calles de Londres para probar que están más seguros en una ciudad que en los bosques. ¿Cómo fue el proceso creativo de esa campaña, ganadora de Oro, Plata y Bronce en El Ojo 2016?
-Fue un placer del principio hasta el final. Siempre es muy reconfortante y exigente a la vez trabajar con DAVID y Unilever en un proceso global. En este caso, el brief al principio era un poco difícil. En principio queríamos hacer solo una instalación del árbol en Londres, y que fuera casi como un documental, mostrando como la gente se le acercaba. Después, sentimos que a medida que fue avanzando el proceso necesitábamos tener un poco de magia, que pudiéramos emocionar un poco más al público. Creímos que, si generábamos ese cuentito de que un árbol camina, y lo enfocáramos en esa cosa de realismo un poco mas mágico, iba a ser más atractivo para el espectador promedio. Por eso tomamos la decisión de hacer una pieza más cinematográfica, un poco más larga y que tuviera esa mínima magia y atracción.


-¿Cómo fue el último año para Primo?
-Los últimos dos años de la productora fueron muy especiales para mí, y los mejores para la productora también. Más allá de que, económicamente, todos tenemos los mismos problemas, que los costos suben, los márgenes se achican, que casi siempre estamos incomodados con los presupuestos, lo intentamos contrarrestarlo de varias maneras.


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