Pucho Mentasti: Storytelling de autor

Director de Blue Productora y Parana Films.

<p>Director de Blue Productora y Parana Films.</p>

Fue la ausencia involuntaria de un director inglés en un set de filmación en Argentina que le dio la oportunidad a Pucho Mentasti de filmar su primer spot. A partir de ahí, la historia de la producción audiovisual latinoamericana se ganaba un protagonista de geniales capítulos y trascendental trayectoria. Hoy, 30 años después de haber empezado, trabajando para Blue Productora y Parana Films, Pucho se prepara para un gran desafío: producir y filmar su primer largometraje, que luego de muchas idas y venidas, empieza a tomar forma, con la historia ya elegida, en búsqueda de los mejores partners. En esta entrevista con LatinSpots, quien presidió el jurado de El Ojo Producción Audivisual 2017 habla acerca de su carrera y da detalles, en exclusiva, de su inédito proyecto para el cine. Podrás disfrutar de la entrevista completa en la edición 139 de LatinSpots.

-El año pasado cumplió 30 años de carrera. ¿Qué le viene a la cabeza cuando repasa su trayectoria?
-Pienso en tantas cosas. Creo que tengo la misma pasión que hace 30 años, cuando empecé. Fui transitando diferentes generaciones y cambios a nivel mundial en la comunicación y seguir todavía vigente y con ganas de hacer cosas es alentador. Hay cosas que no cambian, hay cosas que sí. Pero dentro de nuestro trabajo, que es ir atrás de buenas ideas, de emociones y demás, sigue estando ese mismo germen, que de alguna manera es atractivo para la gente.


-¿Cómo fueron sus inicios?
-Empecé como creativo. Salí del colegio en una época muy especial de la Argentina, en 1982. Comencé a pensar en la universidad, en mi profesión y en lo que iba a hacer. Eran tiempos difíciles. Vivimos esa época de coartarse en un montón de cosas, de no poder trabajar o soñar en libertad. Vengo de una familia que hizo cine toda la vida. Entonces, de cierta forma, estaba condicionado. Quería expresarme como mi familia venía haciendo. Pero, por la época en particular, elegí una carrera como Arquitectura. Estudié cinco años y empecé a ejercer como arquitecto. Ahí conocí gente que estaba del lado de la comunicación, mis amigos eran músicos y muchos estudiaban periodismo y comunicación. Era un lugar donde se podía seguir una carrera “oficial”, según la mirada de la gente y sobre todo de mis padres que, viniendo del espectáculo, lo que querían era que primero fuera un profesional para después dedicarme a lo que quisiera. En esa época era un poco así. De hecho, tuve compañeros que después hicieron diferentes cosas, desde Alan Faena a Gustavo Cerati. Después de eso, conocí gente que estaba empezando a hacer periodismo, comunicación y me interesó. Empecé a trabajar como freelancer, a diseñar afiches y gráficos. Terminé en J. Walter Thompson Argentina. Ahí hice mi carrera desde Director de Arte hasta Director Creativo.


-¿Quién era el líder creativo de J. Walter Thompson en ese momento?
-Patricio Bonta. Le debo muchísimo en inspiración, en saber cómo mirar o cómo pararse ante un trabajo, si elegir ser clásico o todo lo contrario. Patricio rompía barreras todo el tiempo y me enseñó mucho. Además, tuvo mucha fe en el trabajo que hice en esa época, de chico medio insolente. Esa es la actitud que me siguió a través de los años, la insolencia como búsqueda de algo diferente, nuevo, fuera de los esquemas clásicos y estructurados. Patricio fue un precursor. Después me trasladaron a J. Walter Thompson Portugal. Allí viví un año. Tuve la oportunidad de filmar mi primer spot.


-¿Cómo surgió la oportunidad?
-Unos directores ingleses estaban a cargo. Como uno de ellos no aparecía, tuve la oportunidad de hacerlo en su lugar. Fue la primera vez que me acerqué al otro lado. Ahí mi vida cambió. Me casé en Europa y dejé la agencia. Tomé unas vacaciones que se alargaron, y no volví. Cuando regresé a la Argentina, a partir de las relaciones con mis amigos músicos, hice mi primer video musical. Quería trabajar como productor. Fue Matador, de Los Fabulosos Cadillacs. Allí forjé una amistad con Vicentico, el líder de la banda. Fue bárbaro. Hicimos un trabajo muy detallado, que en esa época no se hacía. Fuimos de los primeros y eso tuvo mucha trascendencia en las agencias. Ahí me empezaron a ver. En esa época, tenía un proyector de slides, que era como mi reel, e iba a las agencias para que me dieran bola. Después, comenzaron a abrirme las puertas. Al comienzo me costó trabajar de forma independiente. En ese momento, tres o cuatro directores acaparaban todo el mercado. En seguida, Hernán Ponce, que estaba en Y&R, me dio la oportunidad de filmar para la marca Eg3 de estaciones de servicio. Costó, pero insistió mucho y ese fue mi primer gran trabajo en la publicidad.


-Fue el primer Director reconocido como Mejor Realizador de Iberoamérica en El Ojo, gracias al comercial Pacto, de Agulla & Baccetti para Renault. ¿Qué recuerdos le trae ese trabajo?
-Sí, esa pieza es fantástica. Tiene mucho que ver con Matador porque el clip también tenía un storytelling, y es un music video. Me inspiré en otros trabajos de directores que admiro muchísimo de ese momento que, de alguna manera, tenían una flexibilidad creativa que el momento lo permitía. Mis amigos de esa época, Ramiro Agulla y Carlos Baccetti, tenían una apertura mental, y Renault también, porque era una empresa que en esa época realmente invertía en ideas nuevas. El premio fue súper importante, no solo por el premio en sí, sino por hacia dónde nos proyectó después. A partir de los premios se conoce gente, se puede evolucionar y sirve para abrir puertas, no solo de trabajo, sino también de relación. Eso está muy bueno.


-¿Cree que hoy faltan grandes líderes creativos en las agencias, como fueron en su momento Patricio Bonta, Ramiro Agulla y Carlos Baccetti?
-La era de los grandes líderes creativos no se ha terminado. Están más disciplinados, dentro de un gran conjunto de gente y estructuras. La verdad es que la emoción y las historias todavía siguen impactando. Si bien las nuevas generaciones tienen una vertiginosidad de información terrible, las cosas fuertes, las historias bien contadas, todavía siguen funcionando. Los líderes creativos no están tan concentrados como antes. Antes, éramos menos, ahora hay muchos. Pero creo que las ideas bien contadas todavía siguen existiendo y que hay gente que todavía las sabe hacer, como los grandes líderes creativos.


-Por otro lado, ¿qué cambió en la relación entre creativos y realizadores?
-Eso cambió mucho. Antes, había solidaridad y una relación de trabajo más genuina entre ciertos grupos de creativos y los directores. Cambió porque cambiaron los clientes y cambió el mercado también. De alguna manera está esa necesidad de oferta de “dame tres, cuatro o cinco directores que hablen de una misma idea a ver cuál elijo”, eso no existía. Antes, te llamaban directamente, era una relación más personal. Empezábamos a trabajar desde el origen de la idea, junto con el creativo. Ahora enfrentamos a una especie de licitación del trabajo, y a criterio de varias personas diferentes, ya no es uno quien elige, recién ahí es cuando empezamos a tomar relación con las personas de marketing de la empresa y con los creativos. Es todo un poco más frio. Antes, la relación era más directa, te sentías más comprometido porque te llamaban a ti para hacer algo, no tenías que mostrarte antes, ni licitar. Este sistema de pool de directores a veces es bueno y a veces, no. Por ejemplo, ahora tengo ocho tratamientos que devolver. Le pongo muchísimo cariño, hay algunos que me gustan más que otros, y entonces les dedico un poquito más. Algunos son en España, otros en Estados Unidos, pero no hay una relación tan fuerte desde el principio del proyecto. Tengo que realmente tratar de hacer lo mejor posible, porque si después me dan el visto bueno para filmar- lo, no puedo armar una idea así nomás, que luego no va a servir.


-¿Cree que esa frialdad tiene algo que ver con la distancia geográfica que hoy existe en función de que el contacto se puede dar virtualmente?
-La distancia geográfica y la falta de trabajo en conjunto al principio, desde el germen del proyecto, generan que la buena relación empiece tarde. Y eso se ve en el trabajo. Es menor el período que tenemos de “romance” con el creativo y se necesita un “romance”. Este es un trabajo que se hace en conjunto, no lo haces solo. el resultado final de los productos publicitarios es un trabajo en equipo, no hay otra manera de hacerlo.


-¿Cómo ve las nuevas generaciones de directores?
-Evidentemente, hay directores jóvenes espectaculares, que sigo y que me impactan, al mismo nivel que crecimos y seguimos buscando, que son fieles a contar una idea de la manera en que hay que contarla. Me parece que el lenguaje ha crecido y que hay cosas que nosotros, de alguna manera, teníamos como muy en cuenta con respecto a la luz, al detalle, a contar algo desde algún lugar con cierta belleza. Hoy el ojo está acostumbrado a ver tantas pantallas, tanta información, que tal vez cambiaron un poco los parámetros de la belleza. Creo que hay directores que trabajan dentro de esta liviandad de información, y lo hacen muy bien, pero igual que antes, pensando en cómo comunicar la teoría de la mejor manera. Eso quiere decir que el parámetro no cambió, pero que hay muchos más, porque la tecnología, al ser tan cercana, te brinda muchas más posibilidades que antes de acceder a una cámara.


-¿Piensa hacer su largo?
-Sí, lo pienso siempre. Empecé en esto para contar historias. Me divertí y me entretuvo tanto, que pasaron 30 años. Me fui a vivir a Los Ángeles en 2001, con mi mujer, buscando un camino y contar una historia en otro ámbito. Los Ángeles era mi sueño desde chico. Quería ir a estudiar allí y no lo pude por varios motivos. A partir de los resultados que tuve de los años 90, me llevó allí un productor que a mí me encantaba, Sigurjón Sighvatsson (su primer película fue Corazón Salvaje, de David Lynch), con la intención de que filmara un largo. Quise filmar uno de sus cuentos, pero los derechos los tenia Steven Spielberg, para una serie que hacía de diferentes capítulos de ciencia ficción en la televisión. Estuvimos entre cuatro o cinco años atrás de eso. Los Ángeles es un lugar duro, hay mucha competencia y muchos quieren hacer lo mismo. Sighvatsson hizo K-19: The Widowmaker, con Harrison Ford, sobre un submarino ruso, y luego la productora se fundió, y mi proyecto quedó ahí en el medio. Después, tuve mis dos hijos, y en Los Ángeles fueron tres años duros. Se filmaba mucho afuera, y filmaba más en Vancouver, Sydney, en todos los lugares menos en Los Ángeles. Empezaron a ofrecerme películas más latinas, y eso no era lo que quería hacer. Resolví volver hace cinco años a hacer algo en Argentina, con mi identidad. Y no es fácil llegar a un buen guión. Quería contar la historia de Frente Vital, un chico ladrón, una especie de Robin Hood, que robaba y repartía su botín en la villa. Lo mató la policía por la espalda y se transformó en una especie de santo pagano. Quería contar su historia, pero en la realidad argentina de mucha inseguridad, no les pareció oportuno para los productores hacer una inversión para una película tan conflictiva. Entonces, empecé otro proyecto que, si Dios quiere, verá la luz el año que viene. Está basada en el crecimiento de un chico de 13 años. no es autobiográfico, pero está basado un poco en experiencias personales. Pasa por la fantasía y es la evolución y el crecimiento de un chico en su pubertad, que todavía sigue siendo inocente, pero empieza a descubrir el mundo de los adultos. Es una película de amor y de crecimiento. Vamos a ver si lo logramos. En eso estoy. La película es para Iberoamérica y, a pesar de haber recibido ofertas de financiación para hacerla en inglés, quiero que sea en español. Me parece que hay que hacer algo que salga más de lo que somos nosotros y de las raíces. La película tiene un anclaje histórico, si se quiere. Entonces me negué a hacerla en ingles. No sé si será una mala decisión, pero quisiera juntar actores mexicanos, argentinos y españoles.


-¿En qué fase está el proyecto?
-Avanzo y avanzo sin parar el proceso del día a día, porque también tengo que tomar una decisión sobre quién me acompañará. Hay diferentes productoras interesadas. El tema es que los productores siempre quieren imponer sus pensamientos e ideas, y la película es medio personal. Entonces, con algunos transo y con otros, no. Pero voy adelante, ya tengo el guión terminado. Lo estoy haciendo con Patricio Herrera (Los Hermanos Detectives, Los Simuladores, entre otros). Es un tipo muy talentoso y me está ayudando a armar esta historia. Tengo a dos o tres actores a los que ya les gusta la película. Me gustaría filmarla un poco en Chile y otro poco en el sur de Argentina. Estoy avanzando con mis producciones y en cualquier momento termino de encontrar un socio para esto, y ahí entonces empezar a hacer planes, tratando de unir los tres mercados, juntando diferentes productoras. Necesito una capacidad de producción importante, más allá de que sea una historia chica. Quiero hacer una película intimista, bastante lógica. Es una historia de amor, hay un fantasma implicado, necesita producción y tecnología. Cuando termine de encontrar ese socio estratégico en quien confíe, lo vamos a hacer.


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