Rechazar la nueva Constitución ya se había impuesto en las encuestas de opinión pública en Chile en los últimos meses. A partir de ahora, el gobierno del presidente Gabriel Boric deberá iniciar un nuevo período de diálogo y negociación, en un intento por deshacerse finalmente de la Constitución impuesta por la fuerza de las armas por el dictador chileno. En ese sentido, Boric hizo un llamado a todas las fuerzas políticas a participar en las negociaciones para encontrar una nueva vía constitucional redactada en democracia.
Pese al rechazo al nuevo texto, los dirigentes que promovieron la reforma, proponen “seguir adelante y darse una nueva oportunidad”, argumentando que Chile necesita algo mejor que lo que propuso el texto de la Convención Constitucional, reafirmando la intención de ir hacia un nuevo texto.
El proceso constituyente chileno comenzó en 2019, con un acuerdo firmado en noviembre entre un grupo de partidos y el gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera, poniendo fin a una de las manifestaciones más grandes de la historia reciente del país. Boric, entonces diputado, fue uno de los 11 diputados que firmaron el documento.
La convención inició sus trabajos el 4 de julio de 2021, presidida por Elisa Loncón, profesora universitaria de liderazgo mapuche. El Ejecutivo seguía encabezado por Sebastián Piñera. Seis meses después, María Elisa Quinteros Cáceres asumió como segunda presidenta de la constituyente.
El 25 de octubre de 2020 la mayoría de la sociedad votó contundentemente por una nueva Constitución, evidenciando la derrota del legado principal de la dictadura. Sin embargo, el reciente rechazo a la nueva Constitución implica que seguirá vigente el texto legal impuesto por la fuerza. El desafío ahora es lograr promulgar una nueva Constitución debatida y aprobada democráticamente.
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