Columnas - España

Miguel Justribó: una ventana del talento latino al mundo

(10/12/19). Miguel Justribó, EVP Comunicación, RSC y Revolución Digital del Grupo Telepizza España, tiene una relación especial con LatinSpots, ya que le recuerda a etapas importantes de su carrera. El profesional profundizó sobre estas memorias en el Especial 25 Años de Todos Nosotros. A continuación, sus palabras.

Sin ninguna duda, LatinSpots representa una ventana al talento latino en el mundo y muy especialmente establece un puente de dos direcciones entre España y toda la región Latina. Creo que simplemente la labor de ingeniería de idear y construir ese puente ya merecería un reconocimiento, pero es que no se quedó solo en eso. Desde el primer momento, Santiago Keller y todo su equipo se han encargado de hacer que ese puente fuera cada vez más amplio, tuviera más carriles y funcionara de manera fluida en ambas direcciones. Hoy, es un espacio por el que transitar disfrutando del recorrido.

Para mí LatinSpots está muy unido a los recuerdos de una de las etapas esenciales de mi carrera. En 1999, fundamos Cathedral The Creative Center y desde el primer momento en el que no éramos más que cinco profesionales en un despacho en La Castellana, en Madrid, sentimos que hablábamos el mismo lenguaje. El de la creatividad, el de cuestionar los modelos y el status quo y el de admirar y promover el talento latino.

Luego, innumerables notas, entrevistas, reportajes, criticas positivas y negativas fueron construyendo esa relación que ha trascendido, en mi caso, de los diferentes lugares y desempeños profesionales por los que he ido pasando.

Recuerdo perfectamente la primera entrevista telefónica con la redacción de LatinSpots en 1999. Para nosotros, en Cathedral, que un medio Latino se interesara por nuestro nacimiento representaba una motivación extra, por eso cuando llegó el número de LatinSpots a nuestra agencia, lo celebramos como un premio o un nuevo negocio.

Han pasado ya muchos años, yo he cambiado al “otro lado”, pero sigo teniendo ahora desde la marca la misma sensación de privilegio de poder ser parte de LatinSpots, de ver reconocido tu trabajo y de poder compartirlo con millones de profesionales.
El Ojo para mí es el referente de esa labor de construir puentes, abrir ventanas y generar debates. El Ojo hace ya muchos años que propuso un tipo de encuentro diferente en el sector y que ha resultado ser un modelo que otros grandes encuentros han seguido.

Conocí a El Ojo gracias a Santiago Keller, en San Sebastián, en 2000, en el Festival El Sol. Sería el año 2000 y Santiago me grabó un mensaje de “Nos vemos en El Ojo”. Poco tiempo después tuve el honor de participar como conferenciante en la edición de 2002 y allí pude comprobar la dimensión y diferenciación de El Ojo. Mesas de debate, conferencias inspiradoras, el mejor trabajo de la región, entre otras cosas. Poder compartir cartel con Leandro Raposo, David Droga, Juan Carlos Ortiz y Hernan Ponce fue una experiencia única cargada, además, de anécdotas que llegan hasta hace muy pocas fechas.

Haciendo unas pruebas en la sala antes de comenzar la conferencia se nos acercó uno de los técnicos y nos felicitó por nuestro trabajo con la frase “soy admirador de su trabajo”. A Pablo Monzón y a mí nos impresionó que nos conocieran y nos reconocieran. Pasados un par de días, estaba en un centro comercial cercano al lugar de celebración de El Ojo y se me acercaron dos estudiantes a saludarme y comentar la charla. Obvio que el ego se alimentó, pero sobre todo terminé de comprender y agradecer a El Ojo, y a LatinSpots por su trabajo de ayudar a eliminar barreras y generar puentes dónde antes había fronteras.

Pero como decía, las anécdotas de aquella participación en El Ojo llegan hasta nuestros días y a mi ámbito más cercano. Hace unas semanas mis hijos compartieron en el grupo de WhatsApp familiar un link de YouTube con los highlights de esa charla. Cómo habían llegado allí es algo que no preguntaré, pero lo que me “conmovió” fue el comentario. Algo así como “Papá, tú antes molabas”. Quienes tengáis hijos adolescentes entenderéis que eso es un halago tremendo en el cuál no quise seguir profundizando para no romper la magia, pero me confirmó una vez más el poder de El Ojo.

También he tenido el honor de poder formar parte de El Ojo como Jurado Online en dos ediciones y comprobar cómo la exigencia, la transparencia y el rigor hacen que los premios que se conceden ganen cada año más prestigio y reconocimiento. Solo me queda desear seguir pudiendo participar y contribuyendo cada año al crecimiento de este El Ojo que no envejece, sino que madura y crece.

Mis mayores aprendizajes se resumen en una frase “You dont know what you dont know”. Dicho de otra forma, la única certeza que tengo es que hay infinitas cosas que no conozco, y eso hace que mi grado de curiosidad y humildad crezca cada día. He aprendido que para dialogar hay que escuchar y no solo dar tiempo al interlocutor para que tú prepares tu repuesta. He aprendido que las jerarquías no son más que trincheras de los que llevamos ya unos cuantos años para proteger nuestro territorio y que se vive mucho mejor a campo abierto. He aprendido que el verdadero riesgo es no hacer cosas, he aprendido que la creatividad vende y que tu capacidad de sorprenderte es directamente proporcional a la capacidad de sorprender que eres capaz de generar.
No lamento uno solo de los errores que he cometido, y hay unos cuantos, he aprendido gracias a ellos, a que es mejor ocuparse de las cosas en vez de preocuparse.

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